Resección craneofacial

El área craneofacial se refiere a los huesos del cráneo y de la cara. La resección craneofacial es la extirpación quirúrgica de tumores en estas regiones. Este procedimiento implica la realización de incisiones en el cuero cabelludo, el interior de la nariz y, a veces, en la cara para acceder al tumor. El cirujano aborda el tumor de forma estratégica para reducir el riesgo de dañar el cerebro, los nervios u otras estructuras importantes. Se le dormirá bajo anestesia general durante este procedimiento.

Una resección craneofacial implica la extirpación del tumor mediante incisiones en el cuero cabelludo, dentro de la nariz y, a veces, en la cara para acceder a los tumores que afectan o se acercan a la zona superpuesta entre la cara y el suelo de la cavidad craneal (denominada base del cráneo).

Cavidad nasal - Tabique nasal
Cáncer nasal y de los senos paranasales - Sinusitis

Al abordar el tumor desde arriba y desde abajo, los cirujanos tienen más posibilidades de extirpar con seguridad todo el tumor, al tiempo que disminuyen los posibles daños al cerebro, los nervios y otras estructuras importantes. Este procedimiento suele realizarse con la ayuda de un neurocirujano.

Preparación para la cirugía (preoperatorio)

Recibirá instrucciones específicas de su médico sobre cómo prepararse adecuadamente para el procedimiento, como por ejemplo cuándo llegar y las restricciones de comida/bebida. El día de la operación, llegará al hospital unas horas antes de la intervención programada. El personal de enfermería, el anestesista y los equipos de neurocirugía y cirugía de cabeza y cuello se reunirán con usted. Si tiene alguna pregunta de última hora, éste es un buen momento para preguntarles.

Qué se puede esperar de la cirugía

Como se ha mencionado anteriormente, se utilizará anestesia general para dormirle durante la cirugía. Existen múltiples enfoques para la resección craneofacial en función de la ubicación, el tamaño y la extensión del tumor.

Cara - Cabeza

Enfoque de rinotomía lateral

Accede a los tumores de la base anterior del cráneo y a los senos de la parte superior de la nariz.

Enfoque Weber Ferguson

Accede a los tumores que afectan a la mandíbula superior (maxilar) y a la cuenca del ojo (órbita).

Esta operación requiere que un neurocirujano trabaje junto a un cirujano de cabeza y cuello para extirpar completamente el tumor. Algunos enfoques de resección y reconstrucción pueden requerir una traqueotomía y/o una sonda de alimentación para ayudarle a respirar y comer. El tumor resecado se enviará al laboratorio de secciones congeladas para que lo analice un patólogo. El análisis de la sección congelada permite la evaluación inmediata del tumor durante la cirugía. Una vez que el patólogo determine que el tumor operable ha sido extirpado suficientemente, comenzará el proceso de reconstrucción. Es necesario reconstruir la base del cráneo en varias capas para evitar que las bacterias de la cavidad nasal entren en el cerebro.

Riesgos específicos asociados a la cirugía craneofacial

  • Infección
  • Sangrado, incluyendo hematomas
  • Aumento del aire alrededor del cerebro (Neumocefalia) 
  • Fuga de líquido cefalorraquídeo
  • Desequilibrio del metabolismo del agua y del sodio (diabetes insípida)
  • Pérdida del olfato
  • Lesión del nervio facial
  • Problemas crónicos de desgarro
  • Cambios de visión
  • Adormecimiento facial
  • Retención de mucosidad

Preguntas principales para su médico

Acceda a nuestra lista de las preguntas más importantes para hacer a su médico en su próxima cita.

Recuperación y cuidados postoperatorios

Resumen: Dependiendo de la extensión de la cirugía, puede ser necesario un ingreso hospitalario después de la misma, incluyendo la monitorización en la unidad de cuidados intensivos (UCI) para algunos pacientes. La duración de la estancia en el hospital tras la operación depende de cada caso. Un equipo de planificación del alta trabajará con usted y su familia para determinar el mejor camino a seguir.

El curso de la recuperación dependerá del alcance de la cirugía y la reconstrucción. Después de una resección craneofacial, el paciente irá a una unidad de cuidados intensivos (UCI) para un seguimiento cercano. El paciente será monitoreado por la función neurológica, los niveles de sodio en la sangre, la producción de orina y otros factores. Si se realizó un colgajo libre, también se lo controlará muy de cerca para asegurarse de que el flujo sanguíneo hacia el colgajo permanezca intacto después de la cirugía. Los pacientes eventualmente serán trasladados de la UCI al piso regular del hospital.

Una vez que los médicos determinen que un paciente ya no necesita atención de nivel hospitalario, estarán listos para el alta. La duración de la estancia en el hospital depende del alcance de la operación, pero suele ser de entre 5 y 8 días. Si bien algunos pacientes pueden volver a casa desde el hospital con o sin la visita de enfermeras o recibir atención domiciliaria, otros pueden ir a un centro de rehabilitación o de enfermería especializada por un corto tiempo antes de volver a casa. El equipo de planificación del alta, que incluye médicos, trabajadores sociales, enfermeras y fisioterapeutas, junto con el paciente y su familia, determinará el mejor lugar para el paciente una vez que esté listo para salir del hospital.

Cualquier tratamiento adicional se planifica después del alta. Esto le da al paciente tiempo para recuperarse de la cirugía inicial, obtener la última patología los resultados de la cirugía, y hacer los arreglos apropiados para los siguientes pasos.

Riesgos

Tanto el componente neuroquirúrgico como el de cabeza y cuello de la cirugía conllevan riesgos asociados.

  • Infección
    El riesgo general de infección es bajo, pero puede ser muy grave en el caso de las resecciones craneofaciales. Se administran antibióticos antes de la intervención y a intervalos regulares durante y después de la misma. Una infección en esta zona puede provocar problemas importantes, como meningitis, absceso epidural o absceso cerebral. Estos deben tratarse con rapidez y eficacia y pueden requerir un drenaje quirúrgico.
  • Hemorragia (incluido el hematoma))
    Si hay una hemorragia severa después del procedimiento, el cirujano podría necesitar llevar rápidamente al paciente a la sala de operaciones para detener la hemorragia.
  • Pneumocephalus
    Se trata de aire en la zona que rodea al cerebro. Si sigue creciendo, podría comprimir partes del cerebro y causar problemas importantes. Si se produce un cambio repentino y notable en el estado mental del paciente, los médicos pueden solicitar una tomografía computarizada urgente para ver qué ocurre dentro de su cabeza. Una pequeña cantidad de neumocefalia puede ser normal después de la cirugía y se resolverá sin ningún tratamiento.
  • Fuga de LCR
    Se trata de una fuga de líquido cefalorraquídeo hacia la nariz, y significa que la capa que recubre el suelo del cerebro no es estanca. Si el líquido se filtra hacia la nariz, las bacterias de la nariz podrían migrar hacia el cerebro y causar una infección. Normalmente se necesitan antibióticos. Las fugas de LCR a veces pueden detenerse con un tratamiento conservador, como el reposo en cama o la colocación de un drenaje lumbar. Sin embargo, las fugas más grandes pueden requerir el regreso al quirófano y la revisión de la reconstrucción de la base del cráneo.
  • Diabetes insípida
    Esto es el resultado de un desequilibrio de agua y sodio en el cuerpo que puede ocurrir después de procedimientos neuroquirúrgicos. Se medirán los niveles de sodio en la sangre, la diuresis y los electrolitos en la orina para controlarlo.
  • Pérdida del olfato
    Los nervios del olfato están situados en la parte media de la base del cráneo anterior, justo encima de la nariz. Si hay que resecar esta zona, es probable que el paciente pierda el sentido del olfato.
  • Lesión del nervio facial
    Cuando se realiza una incisión coronal, la división superior del nervio facial puede correr el riesgo de resultar dañada. El nervio facial controla los músculos de la expresión facial, por lo que el daño a este nervio dificultaría al paciente levantar la frente o controlar el cierre del párpado superior. Esto suele ser temporal y sólo muy raramente permanente si el nervio se corta.
  • Lagrimeo (también llamado Epífora)
    Normalmente, las lágrimas se vacían en la nariz a través de un pequeño conducto (conducto nasolagrimal) desde la esquina del ojo junto a la nariz. Si se daña el conducto nasolagrimal durante la resección del tumor, el paciente puede tener problemas crónicos de lagrimeo. Esto puede evitarse colocando tubos en el conducto nasolagrimal que desemboca en la nariz o realizando una dacriocistorrinostomía (DCR), que es la creación de una nueva abertura en la nariz para vaciar el conducto y proporcionar así un paso para las lágrimas hacia la nariz.
  • Cambios en la visión
    Incluso en los casos en los que no es necesario extirpar el ojo, la intervención quirúrgica cerca del ojo puede provocar complicaciones. Por ejemplo, una hemorragia en la cuenca del ojo, si no se reconoce rápidamente, puede provocar una ceguera permanente. Incluso si no se produce la ceguera, la visión doble (diplopía) puede ser también una complicación de esta cirugía.
  • Adormecimiento facial
    El entumecimiento de la parte superior de la cara puede estar causado por un daño en el nervio supraorbitario o infraorbitario que pasa justo por encima del ojo. La parte media de la cara puede verse afectada si el nervio que pasa por debajo del ojo está lesionado.
  • Mucocele
    Si se extirpa una parte del seno frontal (uno de los cuatro pares de senos paranasales que están situados detrás de la cresta de la ceja) y se produce una cicatrización del conducto que vacía este seno, el seno frontal puede llenarse de mucosidad que no puede drenar (lo que se denomina mucocele). Esto suele detectarse durante la toma de imágenes de rutina meses después de la cirugía, o puede manifestar eventualmente síntomas de dolor sinusal, presión o dolor de cabeza.