Imagine este escenario
Taylor se encuentra con su amiga Jamie en el supermercado. Charlan un momento y Taylor decide compartir una dura noticia. Ella tiene cáncer de tiroides. Incluso ahora, después de decírselo a sus familiares y amigos más cercanos, decir las palabras en voz alta le resulta extraño y le da un poco de miedo. Jamie hace una pausa. "Pero ese es el cáncer bueno, ¿no?".
Aunque Jamie intente proyectar optimismo -y sea consciente de que muchos casos de cáncer de tiroides son tratables- esa frase, "el cáncer bueno", suele ser poco útil. En lugar de tranquilizar a las personas con cáncer de tiroides, puede servir para minimizar o invalidar sus experiencias. Para Taylor y otras personas con los mismos problemas de salud, implica que sus quejas o luchas son injustificadas.
Sin embargo, lo cierto es lo contrario. Cualquiera que tenga un diagnóstico de cáncer, independientemente de la localización o el pronóstico, se enfrenta a retos emocionales y físicos. La afirmación de los demás no es solo un consuelo, sino que también beneficia significativamente la salud mental de una persona.
Desde la perspectiva de un paciente que tuvo cáncer de tiroides cuando era adolescente y más tarde desarrolló un tumor cerebral agresivo no relacionado, el primer diagnóstico no fue más fácil de digerir. Cada viaje de tratamiento tuvo sus propios retos psicológicos y físicos. Cada uno de ellos trajo consigo oportunidades únicas de gratitud. Y cada recuperación completa supuso un alivio.
Por desgracia, no hay ningún tipo de cáncer "bueno". Pero hay buenos tipos de apoyo. Así que empaquemos permanentemente esa frase, "el cáncer bueno". Expresemos nuestra empatía y proporcionemos afirmación a las personas que amamos de forma significativa.
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