Es normal que te sientas abrumado, enfadado, triste o incluso avergonzado por los cambios visibles en tu ser querido. Vamos a repasar algunas herramientas para hablar y gestionar esos cambios.
Sentirse abrumado
A veces parece que los cambios se suceden. Justo cuando te acostumbras a ver a un ser querido sin pelo, puede perder o ganar mucho peso, tener cambios en la piel por la radiación o sentirse más cansado y con náuseas por la quimioterapia. Puede parecer demasiado y demasiado rápido, lo que hace difícil acostumbrarse a todos los cambios físicos y procesar sus reacciones emocionales. Lo último que quiere hacer es que su ser querido se sienta peor.
Lo que puedes hacer
Es bueno hablarlo. Habla con alguien de confianza, como un familiar o un consejero, o comprueba si hay grupos de apoyo en tu comunidad para adolescentes cuyos padres tienen cáncer. Hablar con otras personas puede ayudarte a sentirte menos solo y darte un espacio seguro para trabajar tus propios sentimientos.
Puedes probar a dar un paseo o a montar en bicicleta. El ejercicio físico puede ayudarte a controlar esos sentimientos, para que puedas hablar de ellos. O escribirlos. Llevar un diario proporciona un espacio seguro para anotar esos sentimientos y poder pensar en ellos más adelante, uno a uno.
Ira
Sentirse enojado porque un ser querido tiene cáncer es una respuesta común. Tómese un tiempo para pensar por qué está enfadado. Sea consciente de la diferencia entre sentirse enfadado porque un ser querido tiene cáncer y dirigir la ira a su ser querido por algo que no puede controlar.
Lo que puedes hacer
Permítase el espacio para sentirse enojado. Encuentra salidas a través de la música, el ejercicio físico o el arte que te ayuden a liberarte y expresarlo. Busca amigos o adultos de confianza con los que puedas hablar de tus sentimientos. Aborda estas conversaciones como una forma de entender mejor tus propias reacciones y evita descargarlas en tu ser querido.
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Tristeza
Es de esperar que te sientas triste por los cambios en tu vida. Puede que eches de menos cómo eran las cosas antes. Es posible que te sientas mal porque tu ser querido esté pasando por algo difícil o incluso doloroso. Es posible que te sientas fácilmente abatido por las lágrimas o que quieras estar solo. Está bien sentirse así.
Lo que puedes hacer
El arte, la música y los diarios son formas de dar espacio a tu tristeza. No te apresures con los sentimientos, sino que permítete el tiempo necesario para experimentarlos y liberarlos. Sin embargo, si tu tristeza es tan extrema que te encuentras llorando inesperadamente, actuando de forma retraída o no queriendo participar en actividades, puede ser el momento de hablar con un adulto de confianza y pedirle orientación. Sentirse triste es normal, pero cuando se apodera de tu vida, puede ser un indicio de que necesitas ayuda.
Vergüenza
Nadie quiere admitir que se siente avergonzado por la enfermedad de un ser querido. Los cambios en el cuerpo debidos al tratamiento o a la cirugía pueden hacer que una persona se quede calva o que pierda o gane peso. Pueden tener una deformación facial. Pueden ser incapaces de hablar o comer. Es posible que te encuentres evitando los espacios públicos con tu ser querido para evitar responder a las preguntas o recibir miradas y miradas de los demás. A veces, puede sentirse culpable por su vergüenza. Pero apoyar a un ser querido durante la enfermedad puede ser intenso, y estas experiencias y sentimientos son comprensibles.
Lo que puedes hacer
Date un poco de tiempo para adaptarte. Elija con antelación espacios seguros para salir juntos. Hable con su ser querido de cómo le gustaría responder a las preguntas o miradas no deseadas. Hablar de ello hace que los sentimientos salgan a la luz y permite afrontarlos juntos.
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